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¿Qué dice la Biblia acerca de los fantasmas / apariciones?
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¿los fantasmas existen ¿qué dice la biblia.
Del Latin phantasma , aunque con origen más remoto en la lengua griega, fantasma es un término de definición compleja, ya que puede referirse a diferentes entidades. Los fantasmas son generalmente descritos como esencias solitarias que asombran un lugar, objeto o persona en particular a la cual estuvieron ligados en vida. El intento deliberado de ponerse en contacto con el espíritu de una persona muerta se conoce como nigromancia, o séance en el espiritismo (sesión espiritista). Pero la Biblia dice que los muertos no tienen contacto con los vivos (Job 7: 9-10, 1 Tesalonicenses 4:13). El que está muerto no puede volver.
La única manera de volver a hablar con los muertos es cuando vuelven a la vida! Jesús tendrá que volver a nuestro mundo (Apocalipsis 1: 7) para resucitarlos (Juan 5:28, 29, Lucas 14:14, 11:25). Sólo después de estos eventos, los reencontraremos (1 Corintios 15:23, 1 Tesalonicenses 4: 16-17, Isaías 26:19). Porque a través del espiritismo, el enemigo de Dios ha engañado a muchas personas sinceras mezclando la verdad con la mentira, lo que llevará a la perdición de acuerdo con Apocalipsis 22:15.
Sólo existen dos fuerzas en el universo: del bien o del mal. Sólo dos tipos de ángeles: los caídos (2 Pedro 2: 4, Apocalipsis 12: 7-9 – demonios) y los no caídos (Apocalipsis 22: 8, 9). No es difícil, con base en Hebreos 1:14 y Colosenses 2:15, ver que estos dos poderes luchan por el corazón del ser humano. Por lo tanto, si Dios no apoya la consulta a muertos y ni la mediumnidad, quien está presente en las sesiones espiritistas son los ángeles caídos que quieren atraer personas sinceras de todas las clases sociales.

El pretendido reaparecimiento de Samuel para el inicuo rey Saúl, relatado en 1 Samuel 28, no es más que una experiencia mediúmnica de origen satánico. Samuel estaba muerto y, en la muerte, la persona está inconsciente (Eclesiastés 9: 5, 6 y 10). Dios ya no hablaba con Saúl porque había ido demasiado lejos. Por tanto, quien apareció a Saúl en aquella reunión espiritista no fue el siervo de Dios, Samuel, que jamás actuaría contra la decisión del Creador. La Biblia condena toda forma de necromancia, es decir, de comunicación con los muertos (ver Levítico 19:31, 20: 6, 27, Deuteronomio 18: 9-12, Isaías 8:19, 20), y Saúl fue condenado por el Señor, entre otras cosas, «porque consulto a una adivina» (1 Crónicas 10:13).
En el acontecimiento de la transfiguración de Jesús (véase Mateo 17: 1-8, Marcos 9: 2-8, Lucas 9: 28-36), Moisés y Elías «aparecieron en gloria» para consolar a Jesús acerca de Su muerte (Lucas 9 : 30, 31). Los espiritistas suelen usar esa reaparición de Moisés y Elías para sostener la teoría antibíblica de la reencarnación, o sea, de que una persona puede morir varias veces, reencarnando su espíritu en una sucesión de nuevos cuerpos. Pero el texto bíblico es claro en afirmar que «está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,» (Hebreos 9:27). Moisés y Elías vinieron a Jesús representando el futuro reino de Dios a ser implantado por la muerte de Cristo. Elías, representando a los que serán trasladados sin ver la muerte. Y Moisés representando a los que después de la muerte, sean resucitados por Dios para vida eterna. Las reapariciones de Moisés y Elías no pueden ser consideradas reencarnaciones espiritistas, sino manifestaciones reales, posibles sólo porque Moisés había sido resucitado de entre los muertos y Elías había sido trasladado al Cielo sin probar la muerte. Las Escrituras no reconocen como auténticas cualquier comunicación con muertos que no fueron previamente resucitados de forma corpórea y literal. Manifestaciones espirituales de muertos no resucitados se identifican como engañosas contraindicaciones satánicas.
En otro pasaje leemos: «Los gatos monteses harán compañía a los chacales, las cabras se llamarán unas a otras. Allí habitará el fantasma que espanta de noche, y encontrará sitio para descansar.» (Isaías 34:14. DHH). El pueblo de Edom era descendiente de Esaú, hermano de Jacob, ambos, hijos de Isaac y de Abraham. Edom también podría ser un pueblo bendecido por Dios si siguiera los caminos de sus patriarcas Isaac y Abraham. Pero, por su impiedad y constante persecución a su pueblo hermano, ellos serían abandonados por Dios y castigados. El contexto presentado por el profeta Isaías en el capítulo 34 anuncia que el pueblo de Edom, por haberse hundido en pecado y violencia contra Sión (v.8), sufriría terribles castigos. Ellos no tendrían un rey (v.12); los espinos crecerían en sus mansiones, o sea, su lugar quedaría desierto (v. 13); el pueblo daría lugar a hienas y animales salvajes (v. 14). En ese contexto de desolación completa, el territorio de Edom se convertiría en lugar de fantasmas. La palabra hebrea usada para «fantasma» es «lilith», cuyo significado es «demonio impío», en acadiano. Esto da la idea de que ángeles unidos a Satanás en la obra de degradar a la humanidad encontrarían reposo en esos lugares desolados.
Vale la pena notar que la Biblia utiliza lenguajes populares. Algunos versos bíblicos hacen alusión a algún elemento de la cultura popular, no endosando, ni diciendo necesariamente ser correcta. Lo que el profeta está mencionando no quiere decir que él intenta probar que existen fantasmas, sino que Edom sería destruido y nadie moraría allí a no ser los animales salvajes y «fantasmas». Es decir, ocurriría lo peor que la imaginación humana podría pensar. Se resalta que ese texto no apoya la idea de que existen fantasmas o vida incorpórea después de la muerte.
Y para finalizar, veamos esta importante alerta de Elena G. de White:
«Satanás es un enemigo astuto. Y para los ángeles malignos no es difícil hacerse pasar por los santos y pecadores muertos, y lograr que su encarnación sea visible para los ojos humanos. Estas manifestaciones serán más frecuentes a medida que nos aproximemos al tiempo del fin, y habrá demostraciones de carácter asombroso. Es el engaño más exitoso y fascinante de Satanás, calculado para captar la simpatía de aquellos que han dejado a sus amados en la tumba. Angeles malignos toman la forma de esos seres amados, relatan incidentes relacionados con sus vidas y realizan actos como los que ellos realizaban mientras vivían. De esta manera inducen a la gente a creer que sus amigos muertos son ángeles que flotan en torno a ellos y se comunican con ellos. Estos ángeles impíos, que pretenden ser los amigos muertos, son considerados con cierta idolatría, y para muchos su palabra tiene mayor peso que la Palabra de Dios.»(Eventos de los Últimos Días, págs. 165)
Via Megaphoneadv
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La Biblia es el antídoto para la intoxicación que lleva a creer en supersticiones . 1) La adivina de Endor no vio un fantasma (1 S. 28:7-19) Para hablar sobre fantasmas, algunos citan la historia en la que Saúl pidió a una adivina que hiciera subir del mundo de los muertos al profeta Samuel.
Si existen cosas como los fantasmas, según la Biblia, no pueden ser para nada los espíritus incorpóreos de seres humanos fallecidos. La Biblia enseña claramente que hay seres espirituales que pueden conectarse y aparecer en nuestro mundo físico. La Biblia identifica a estos seres como ángeles y demonios.
Un fantasma es una ilusión, una imagen formada en la mente de algo inexistente tomado como real, que puede ser debida a la imaginación excitada o a cualquier otra causa. Para asegurar a los discípulos que no era un fantasma sino que era real, Jesús dijo: †œSoy yo; no tengan temor† . (Mt 14:27; Mr 6:50.)
Los fantasmas son generalmente descritos como esencias solitarias que asombran un lugar, objeto o persona en particular a la cual estuvieron ligados en vida. El intento deliberado de ponerse en contacto con el espíritu de una persona muerta se conoce como nigromancia, o séance en el espiritismo (sesión espiritista).